Por Vicente P. Escobal
Cuando me veo y toco,
yo, Juan con todo no más ayer,
y hoy Juan sin nada,
y hoy sin nada,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.
Tengo, vamos a ver,
tengo la tristeza de no poder andar por mi país,
sin poder disfrutar de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
tuve y podía tener.
Zafra ya no puedo decir,
monte tampoco puedo decir,
ciudad no puedo decir,
ejército, contra mí,
nunca míos para siempre y huyo de nuestro país,
y un ancho resplandor
de miseria, maldad y represión.
No tengo, vamos a ver,
no tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
no tengo el gusto de ir
(no es un ejemplo)
a un banco y hablar con el administrador,
tal vez en inglés,
quizá en señor,
y no poder decirle “oiga, usted, mi dinero ya no vale na’”.
Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
cualquier policía me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar,
Por el trágico hecho de no tener
Una fula para gastar.
Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
Pero está la Seguridad
que me agarre y me encierre en un cuartel,
que me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del vasto mar.
Tengo que como no tengo la tierra solo tengo el mar
Para escapar.
no country,
no jailáif,
no tenis y no yacht,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.
Para poder escapar…
Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
Pero no a pensar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a no reír.
Porque no puedo acceder
Ni aprender
Del libro que quiera leer.
Tengo que ya no tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver,
¿tengo lo que tenía que tener?
Leave a Reply